EL MAL COMPORTAMIENTO
Ningún niño quiere ser necio. Sin embargo, las cifras muestran lo contrario: uno de cada 15 niños entre los 13 y 16 años tiene problemas serios de conducta; son calificados como necios, difíciles o desafiantes ante la autoridad.
Pero, en realidad, no existen los niños necios porque sí, sino que se vuelven inmanejables por alguna razón de fondo que debemos detectar para cambiar ese comportamiento.
La mayoría de niños son activos por naturaleza y no podemos esperar que disfruten de estar encerrados en casa mucho tiempo. Necesitan realizar ejercicio físico y estar en contacto con el medio ambiente. También, una comida muy atrasada o la alteración del ciclo del sueño pueden ser propiciadores perfectos de una rabieta.
Ningún niño quiere ser necio. Sin embargo, las cifras muestran lo contrario: uno de cada 15 niños entre los 13 y 16 años tiene problemas serios de conducta; son calificados como necios, difíciles o desafiantes ante la autoridad.
Pero, en realidad, no existen los niños necios porque sí, sino que se vuelven inmanejables por alguna razón de fondo que debemos detectar para cambiar ese comportamiento.
Si un niño se mete en problemas con frecuencia, puede ser por falta de límites claros o porque siente que así llama la atención de sus padres. Además, el ser necio también lo vuelve importante ante sus compañeros. De cualquier forma, estos casos son producto de algo que los adultos estamos en el deber de detectar.
A veces, no es que el niño se esté portando mal, sino que está enfermo o no se encuentra bien y, al no poder comunicarlo con palabras, manifiesta malestar, distrés o irritabilidad debido a algún problema orgánico.
![Resultado de imagen para el mal comportamiento de los niños](https://www.guiainfantil.com/uploads/educacion/_peleaG.jpg)
Los problemas de comportamiento de los niños pueden crear conflictos en casa bastante graves, sobre todo cuando los padres no saben manejarlos o no pueden por los motivos que sean (cansancio, estrés, ansiedad, etc.
Pero los padres deben tener una cosa muy clara: los niños no van a cambiar sus hábitos negativos de la noche a la mañana. Se necesita un trabajo constante para poder lograrlo y que los padres tengan sobre todo mucha paciencia y muestren el mejor ejemplo para que sean capaces de moldear su comportamiento.
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